miércoles, 18 de noviembre de 2009


El Milagro Que Faltaba
Hablo Jesús ante la turba inmensa y dijo
“Hermanos, en verdad os digo,
Que el hombre debe perdonar la ofensa.
¡Ved que el perdón que la piedad dispensa
es muchas veces el mejor castigo¡
“¡Quien levanta calumnias se condena!
Gritó después, airado y tremebundo
Pero delinque más la humana hiena que,
Simulando indignación o pena,
Propaga esas calumnias por el mundo!
“El orgullo es inútil egoísmo
Que casi siempre acaba en pesadumbre,
Pues esta escrito por mi padre mismo
Que los de arriba rueden al abismo
Y los de abajo lleguen a la cumbre.
“Mantened la conciencia inmaculada,
Y pasareis la vida sin recelos;
Haced el bien sin interés de nada,
Y al arribar al fin de la jornada
Tendréis por premio el reino de los cielos!
Cesó de hablar el pálido vidente,
Y la turba incontenible que le oía;
Dobló, transida de emoción, la frente…
Un hombre, nada más, malo o demente
Se sonrió con cínica ironía…
Le vio Jesús, y con bondad sublime
Le dijo: “Escuchad yo te lo suplico:
Mi corazón con tu impiedad se oprime
¡Porqué te ríes, cuando yo hablo, dime?
¿Porqué te ríes, siempre que predico?
Aquellas frases dulces e inocentes,
En las cuales vibraba algo tremendo
Aterraron a todos los oyentes…
Y el hombre impío contesto entre dientes
“Yo me rió Señor,… porque no entiendo….
Jesús- toda bondad, toda ternura-
Oyó la confesión del vagabundo,
Y condolido de su desventura.
Quiso alumbrar su inteligencia obscura
Haciendo otro milagro en este mundo.
Puso para ello su divina mano,
Su mano que la luz del sol enciende,
En la cerviz de aquel engendro humano
Y dominando el grito del océano
“Entiende!- dijo con ímpetu- ¡Entiende!.
El infeliz vio la luz en su conciencia,
Y ante las plantas de Jesús cayendo,
Grito: “Señor bendigo tu clemencia!
Me has dado corazón e inteligencia,
Ya tengo a Dios dentro de mi… ¡Ya entiendo!...
Veinte siglos del caso han transcurrido,
Y en este mundo que al progreso asciende
Aquel milagro no se ha repetido…
Nadie, en verdad, después ha conseguido
Hacer que entienda el hombre que no entiende


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